Es un hecho que convivimos en un mundo violento y que la sociedad panameña no escapa a esta realidad, sin embargo es posible observar como aún hay personas que se sorprenden de ciertas situaciones violentas que ocurren, pese a que las mismas son parte del desarrollo de nuestra historia como continente.
La violencia sexual que es de gran preocupación, y cuyas víctimas son fundamentalmente, mujeres, niñas, niños y adolescentes; continúa siendo vista como “culpa” de la víctima y, de forma insólita, sin importar su edad, puesto que en los embarazos de menores de edad a manos de adultos, sigue sin comprenderse que esto debo ocupar la categoría que le corresponde que es la de una violación.
En otros tipos de violencia se repite el patrón de culpabilización y señalamiento, mismo en el que participa tanto la comunidad como instituciones y su personal, que además tienen en sus manos la tarea de brindar atención adecuada a las víctimas; algo en lo que aún falta mucho trabajo por realizar. Y en un mundo donde luego de pasar de la falta de acceso a la información, se ha pasado a la sobreinformación sin profundidad de la mano de los avances tecnológicos, vemos como esto obra a favor de la violencia y ayuda a transformar sus mecanismos.
Es deber de cada quien mantenerse al tanto, así como ahondar en la comprensión del fenómeno de la violencia y las circunstancias que pueden presentarse en el vida de una persona porque nadie está exento de su embate; ya sea directamente o porque personas cercanas han sido afectadas. Es importante trabajar personalmente en ello porque la principal herramienta de prevención de la violencia es usted.
